viernes, 14 de agosto de 2015

TERREMOTOS Y EQUILIBRIOS

POR QUÉ LOS TERREMOTOS NO TUMBAN ESTAS ROCAS
Científicos en Estados Unidos aseguran haber descubierto por qué los terremotos no tumban las rocas que se mantienen en equilibrio precario cerca de la falla de San Andrés

Rocas en equilibrio precario, como ésta en Nevada, actúan como simógrafos naturales. Foto: Nick Hinze, Nevada Bureau of Mines and Geology.

El estudio concluye que los sismos pueden detenerse o “saltar” debido a las interacciones entre las fallas de San Andrés y de la vecina falla de San Jacinto.

Los modelos mostraron que estas interacciones generan las vibraciones más fuertes alrededor de las rocas, dejando a éstas intactas.
La conexión entre ambas fallas tiene implicaciones importantes para la planificación en caso de terremoto.

Jim Brune, profesor emérito de la Universidad de Nevada, en Estados Unidos, y coautor del estudio, inició la investigación en la década de los 90.
“Él se dio cuenta de que (estas rocas) podían servir para verificar mapas de riesgos sísmicos y dar indicaciones a largo plazo de las vibraciones del suelo”, explicó Lisa Grant Ludwig, autora principal del estudio de la Universidad de California.
“Son una suerte de sismógrafos naturales, pero tienes que leerlos de forma indirecta”.
“No te dicen que hubo un terremoto, te dicen que ‘no hubo un terremoto lo suficientemente poderoso como para derribarme'”.

PUNTO DE INFLEXIÓN
Por lo general, no hay rocas en equilibrio en un radio de 15 kilómetros alrededor de las fallas importantes.
Pero, hace 10 años, Brune y sus colegas hallaron dos colecciones de esta clase de piedras a entre 7 y 10 km de las fallas de San Andrés y San Jacinto, en las montañas de San Bernardino en California.

Los autores del nuevo estudio, que se publicará en la revista Seismological Research Letters, midieron y catalogaron estas rocas.
Y, más importante aún, calcularon cuánta fuerza se necesita para tumbar a cada una de ellas.
“Hay dos formas de hacerlo, una es tratar de tumbarlas”, explica Ludwig. Esto significa empujarlas suavemente hasta que se produce algún movimiento, no tirarlas.
“Si mi madre hubiese sabido que estaba haciendo eso, no se hubiera puesto muy contenta”, confiesa la investigadora.

El segundo método, para las rocas que resulta difícil o peligroso empujar, es el “fotomodelaje”: el uso de distintas imágenes desde múltiples ángulos para construir un modelo en 3D de la piedra en equilibrio, y así calcular su centro de gravedad, masa y demás.


Ambos métodos demostraron que las rocas se habrían caído durante los terremotos de 1812 y 1857.
Sin embargo, las diferentes mediciones dejaron en evidencia que las piedras están en esa posición desde hace milenios, no siglos.
 Entonces, ¿cómo lograron estas rocas en una posición tan precaria mantenerse en su sitio pese a las decenas o cientos de terremotos que azotaron la región en este lapso de tiempo?

RED DE FRACTURAS
“La conclusión ineludible es que los movimientos del suelo tendrían que haber sido menos intensos de lo que se espera de un terremoto típico en las fallas de San Andrés y San Jacinto”, explica Ludwig.
La mejor teoría que encontró el equipo para explicar el poco movimiento -sustentada por los modelos computarizados de grandes sismos- es la interacción entre las dos fallas.
“Las fallas de San Andrés y San Jacinto están muy cerca, separadas sólo por 2 kms de distancia. Y se ha establecido, a través de otros terremotos y modelos, que una ruptura puede saltar y cruzar (una distancia como ésta).
“¿Qué hubiese pasado si la ruptura saltaba o se detenía en esta esta encrucijada o comenzaba allí? 
En los tres casos habría producido una sacudida menos intensa en la zona alrededor de las rocas”.

Según Ludwig, es importante considerar las fallas juntas, no sólo para explicar el misterio de estas rocas sino también para hacer planes seguros en caso de futuros terremotos.
“Éstas son redes de fracturas en la tierra. Que les demos distintos nombres no quiere decir que se comporten de forma independiente”.

Fuente: La Oponión (P. Rico)


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