domingo, 20 de diciembre de 2015

SOBRE NAUFRAGIOS ANTIGUOS CON SORPRESAS INCLUIDAS

EL MAR ESCONDE SUS TESOROS
            Se calcula que unos 3.000 buques que hacían la Carrera de las Indias están hundidos en el Océano

Las leyendas sobre los caballeros del rey Arturo hablaban de la búsqueda del Santo Grial. Stevenson se inventó una novela de aventuras entorno a la isla del tesoro. Gabriel García Márquez en El amor en los tiempos del cólera hace que Florentino Ariza le prometa a su amada Fermina Daza que rescatará el oro del mítico galeón San José, hundido frente a la costa de Cartagena de Indias hace 300 años, para regalárselo. El hallazgo de tesoros escondidos forma parte del imaginario popular desde tiempos lejanos.

Pero el pasado día 5 de diciembre el presidente de Colombia Juan Manuel Santos lanzó este tuit: “Gran noticia: ¡Encontramos el Galeón San José! Mañana daré los detalles en rueda de prensa desde Cartagena”. Y se desató la polémica. Este navío español fue hundido en 1708 por los ingleses y con él se fueron al fondo del mar sus 600 tripulantes y un cargamento de oro y plata que algunos historiadores cifran en 11 millones de monedas y un valor de mercado actual superior a los 5.000 millones de dólares.

La ficción podía convertirse en realidad. Pero frente al relato de los intereses monetarios surge la réplica arqueológica. “Hay que cambiar el discurso del tesoro por el del documento histórico”, resume Xavier Nieto, una de las máximas autoridades mundiales en arqueología subacuática. Durante años la existencia de cazatesoros y empresas dedicadas a buscar pecios hundidos ha generado pingues negocios. Lentamente los países van tomando conciencia de la necesidad de salvaguardar esos barcos para un estudio en profundidad, aunque sea a costa de dejarlos para siempre en el fondo del mar. En el año 2001 la Unesco aprobó una convención a la que ya se han adherido 52 países que se centra en la protección de estos barcos como valor cultural y documento histórico, siempre que se cumplan más de cien años de su hundimiento. Es un acuerdo internacional que no entra en el complejo tema de la propiedad de los barcos hundidos, sino en su valor patrimonial. El debate sobre si la propiedad de la carga de un barco es de quien la localiza, del país de origen del galeón, del país en cuyas aguas naufragó o del país que lo tenía bajo su pabellón, se deja a la legislación internacional del mar. Y los tribunales reconocen en general que si un barco era propiedad del Estado y realizaba una operación de transporte por cuenta del Estado, este no pierde su propiedad pese al paso de los años.

Xavier Nieto, coordinador de Arqueología Náutica y Subacuática de la Universidad de Cádiz y miembro del Consejo consultivo científico y técnico de la Unesco, considera que “cada vez más se impone en todo el mundo la idea de que los barcos hundidos son bienes patrimoniales de propiedad pública, excluidos del uso comercial, y solo una minoría de países permiten la presencia de cazatesoros en sus aguas y llegan incluso a acuerdos para repartirse beneficios con ellos”.
En el 2007, la empresa Odyssey Marine Exploration anunció que había trasladado a Florida el tesoro encontrado en un barco hundido. Primero dijo que se trataba del HMS Sussex, un barco inglés que naufragó en las costa de Gibraltar a causa de una tormenta. Supuestamente llevaba 10 toneladas de oro y 100 de plata en lingotes. Pero el Gobierno español logró demostrar que la carga procedía del buque Nuestra Señora de las Mercedes. hundido también por los ingleses y tras un largo periplo judicial consiguió la devolución del tesoro.

A raíz de esta reclamación, se supo que un grupo de expertos de la Armada española había elaborado un informe sobre los pecios españoles hundidos en distintas partes del planeta. Una cifra provisional hablaba de 1.500 buques, pendientes aun de estudiar algunos archivos. Hay que tener en cuenta que España tuvo durante décadas el monopolio de la explotación de minas y el comercio desde América a la metrópoli. Por eso también los mapas de tesoros escondidos tienen sus epicentros en puntos de las rutas comerciales de navegación y en zonas con condiciones meteorológicas adversas. La mayor parte de los galeones hundidos se hallan en las costas del Caribe y del río de la Plata. Y en España, en la bahía de Cádiz, punto de entrada de los buques con destino a la Casa de Contratación, que primero estuvo en Sevilla y luego en Cádiz. Claudio Bonifacio, que se ha dedicado a estudiar los naufragios luso-españoles en el Archivo de Indias, habla de hasta 3.000 barcos hundidos en la llamada Carrera de Indias, los viajes de ida y vuelta desde las Indias hasta España. Y los ha documentado en su libro Galeones con tesoros, publicado en 2007, que está más en la línea de quienes defienden la necesidad de abrir la búsqueda a empresas especializadas y repartir los beneficios.

La pugna entre estas dos formas de enfocar los tesoros submarinos se puso de manifesto hace unas semanas cuando la Universidad de Vigo invitó al buscador belga Robert Sténuit a dar una charla provocando el enojo de arqueólogos y científicos. Sténuit señaló el lugar donde estaba hundido un pecio en la costa gallega y en 1995 una empresa extranjera saqueó los fondos y vendió las monedas halladas a través de internet.

Precisamente esta semana el Consejo consultivo científico y técnico de la Unesco ha presentado un informe en el que denuncia el saqueo de otro galeón, llamado también San José, que se hundió en aguas panameñas en 1631. Los expertos de la Unesco han viajado en dos ocasiones al archipiélago de las Perlas para evaluar las acciones llevadas a cabo desde el año 2003 por una empresa y han denunciado que un enfoque “puramente mercantil”. Asimismo señalan el uso de técnicas agresivas como “el uso de deflectores de hélice, que generan potentes chorros de agua, ha removido sedimentos y excavado el sitio”, lo que impide una futura documentación de los restos de este galeón. Como consecuencia de este informe, el gobierno panameño, ha paralizado los trabajos y se ha incautado de piezas que ya estaban en manos de estos cazatesoros.

El caso del San José de Colombia es complejo, dado que este país no ha firmado el convenio de la Unesco y se sabe que hace décadas que hay compañías que buscan este pecio. Es más, ciertos grupos de presión consiguieron en el 2013 un cambio legislativo que va en contra de la tendencia protectora. Quizás por eso el ministro de Exteriores español ha hablado ya de museo compartido. Xavier Nieto lamenta esta situación y asegura que “la excavación de este galeón serviría para unir a dos países que comparten una historia y se podrían abrir nuevas líneas de investigación, se conocerías características náuticas y detalles como el tipo de contrabando que se hacía. En vez de hablar de monedas, hablaríamos de ciencia”, concluye.  Fuente: La Vanguardia

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