viernes, 8 de julio de 2016

DRONES HECHOS EN CHILE


Cada vez es más común ver drones en el cielo. Incluso, en eventos como el festejo de la obtención de la Copa América Centenario hubo de estas naves aéreas no tripuladas captando la celebración de los hinchas. También son utilizados por la prensa, la minería y las Fuerzas Armadas. Pero no sólo eso: ya hay chilenos que fabrican estos aparatos.

Es el caso del ingeniero Rodrigo Asenjo, quien trabaja en la Universidad de Chile con tres estudiantes en la creación de una nave que se podría utilizar en la minería: "Es un drone de dos motores que está protegido por una carcasa y que puede volar en cualquier ambiente sin correr el riesgo de caer".

La idea de este proyecto es que el drone recorra los rincones más ocultos de las minas y, luego de eso, se decida mandar o no a los trabajadores a extraer minerales en esos sectores. "Así se evitarían derrumbes con personas dentro de la mina, que queden atrapadas o que, derechamente, puedan morir", añadió el experto.

Drone significa en inglés zumbido y también zángano, que es el nombre que se da a las abejas macho. Probablemente por el ruido que hacen, y quizás también por el aspecto de bichos que pueden tener desde el aire, es que se conoce de esta forma a esta tecnología. En el mercado se estima que hay más de mil drones de uso civil en el país y que estos podrían llegar a 10 mil hacía 2018.

Los drones van desde los Phantom 3, que pesan 1,2 kilos y nuevos pueden costar $600 mil, hasta drones de varios kilos y que cuestan millones.

El que crearon en la Universidad de Chile "tiene 60 centímetros de diámetro. Usa una pequeña computadora, realiza un mapa del lugar y ahora le estamos integrando la cámara", señala Asenjo, quien creó su primer avión, que logró volar, a los 14 años, "leyendo revistas y experimentando".

Drones camuflados

En abril de 2005, la Dirección General de Aeronáutica Civil (Dgac) presentó la primera normativa latinoamericana para regular quiénes pilotan los drones y dónde estos pueden volar. La bautizaron DAN 151.

Éste es uno de los capítulos más recientes para una tecnología que tuvo sus orígenes en el ámbito militar y que hoy está presente en las tres ramas de las Fuerzas Armadas de Chile. A diferencia, eso sí, de las películas, en que estos aparatos pueden bombardear pueblos y destruir objetivos, en el caso chileno se trata de equipos de observación y reconocimiento.

Mientras en la Armada cuentan con drones de fabricación chilena, impulsados a hélice, llamados Mantarraya; en el Ejército tienen mini drones israelíes y, además, han trabajado para desarrollar prototipos de fabricación nacional.

Pero el construido por los estudiantes de la Chile no es la única nave no tripulada que hay en nuestro país. También está el llamado Chercan, que es utilizado por la misión chilena en Haití. Éste fue fabricado por la empresa Sisdef, ligada al sector Defensa, que está camino a Concón, en la Quinta Región.

Drones universitarios

En la Universidad de Santiago también están utilizando un drone importado para hacer una investigación sobre la contaminación. "Lo hacemos volar y, cuando está en altura, aspira aire y lo analiza. Así podemos saber cuánta contaminación hay en Santiago", señala el profesor a cargo del proyecto, Ernesto Gramsch.

A eso se suma que Chile ya tuvo su primera carrera de drones, en enero, la que despegó desde la Universidad Federico Santa María, en Valparaíso. En la misma institución estudió y trabaja Cecil Acevedo, ingeniero civil electrónico que tiene una empresa, HardDrones, que se dedica al análisis de cultivos y conteo de plantas en la agricultura. Además investigan la turbiedad del agua y la identificación de cardúmenes.

"Al comienzo hicimos dos drones, que usamos para hacer mapas. Cada uno de ellos sacaba 80 o 100 fotos y de ahí hacíamos los mapas de parcelas o cultivos", indicó Acevedo. Añadió que, pese a esta experiencia, actualmente compran drones, porque se dieron cuenta de que "en el mercado estaban los que necesitábamos. Es por un tema de rapidez, para desarrollar los proyectos", recalcó. Pero la carrera sigue abierta.

El Lider



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