MISTERIOSA DESAPACION DE UN BARCO PESQUERO AL SUR DE TONGOY EN EL AÑO 1991
Cuyén, posiblemente de la voz mapudungún Küyen (luna) era el nombre de un PAM (pesquero de alta mar) que desapareció misteriosamente hace ya 17 años al oeste de Punta Lengua de Vaca, un día sábado 6 de julio de 1991.
Por Julio Gerding Salas3,362 Lecturas06 de Julio, 2008 09:07
Del libro “Recuerdos y Personajes de un pasado Regional” de Gonzalo Tapia Díaz, "a las 20:00 horas del jueves 4 de julio de 1991 salió desde el muelle de Playa Blanca el pesquero “Cuyén” de propiedad de la Empresa Pesquera San José de Coquimbo, al mando de la embarcación iba el Patrón Roberto Pizarro Jiliberto acompañado del Motorista Wilfredo Droguett y los tripulantes Alberto Leal Poblete, Róbinson Cruz González, Elías Orrego Castañeda, Guillermo Miranda Jorquera, Patricio Mora Rojas, Pablo Rodríguez Romero, Manuel Montalbán López y el cocinero Pedro Díaz Salas”
Conocí al Patrón de Pesca Roberto Pizarro y al Motorista Wilfredo Droguett y a algunos de los tripulantes, conocí también el barco y su sistema de trabajo, por lo que al igual que todos quienes trabajamos en ese tipo de maniobra de pesca nos parece difícil de aceptar el hecho de que hubiese desaparecido casi sin dejar rastros.
Según las informaciones disponibles de quienes recuerdan el hecho, algunos barcos de la flota de la empresa pesquera San José de Coquimbo, zarparon por dos días con destino al sur hasta la cuadra de Los Vilos, en busca de pesca.
La madrugada del sábado 6 a las 02:00 horas se tuvo el último contacto radial con el Cuyén, en el que Roberto le comunicaba a los demás barcos que navegaba a 21 millas de la costa hacia tierra, porque se estaba levantando mucho viento. Nunca llegó a puerto.
Recalaron las demás naves y el lunes 8, se patrulló toda el área al sur y a 12 millas al oeste de punta Lengua de Vaca se encontró una ballena muerta enrollada en un trozo de red albacorera, que había sido reportada por aviso radial por la Armada, pedazos de madera, una colchoneta, un botiquín y una caja de banderas de señales del Cuyén, fue todo en esa área.
Este tipo de barco tiene una eslora de 21 mts. aproximadamente y una capacidad de bodega de 140 toneladas, tienen dos balsas salvavidas en contenedores de fibra asegurados con una válvula automática de presión, que en caso de hundimiento se abren a los 5 mts de profundidad. Una de ellas apareció a 5 millas de la costa, mientras que la otra la encontró un barco de pesca de arrastre a 33 millas de la costa, nunca se pudo explicar el porqué de esta distancia entre una y otra balsa.
Existe un sin número de objetos flotantes sobre la cubierta de estas naves, cajones con ropa de agua, botas, cascos, flotadores de red, chalecos salvavidas de la panga, enrejados de madera que van sobre cubierta, etc. nada de eso se encontró.
Los tripulantes tienen su habitabilidad en el camarote principal, sobre la primera cubierta y sobre éste, está el puente de mando desde donde se gobierna la nave y también está el camarote del capitán; necesariamente debieron estar el capitán y al menos un tripulante de timonel de guardia durante la travesía. De pronto, el Cuyén desaparece violenta y súbitamente.
¿Qué pasó con el Cuyén?, fueron muchas las hipótesis y conjeturas, desde lo obvio, que la nave se hundió, pero ¿Cómo?, ¿Fue abordada por una nave mayor?, ¿Fue embestida por una o varias ballenas?, ¿Cayó por error en un área de ejercicios de armas y fue alcanzada por algún proyectil?, ¿Ovnis?, (se avistaron una serie de ovnis en esa época), ¿Por qué no se alcanzó a radiar un mensaje de alerta?
Lo cierto es que los familiares y personas vinculadas al caso creen que tanto la autoridad marítima de la época, como de la empresa no actuaron con suficiente compromiso y se condujeron con demasiada indiferencia.
La desaparición del pesquero a todos les molestaba, por lo que se buscaron soluciones rápidas, incluso se recurrió a la Intendencia Regional donde tardaron bastante tiempo en tomarle el peso real al caso. Cuando la búsqueda por parte de la Armada y de la Empresa cesó, los familiares continuaron a un muy alto costo propio buscando por la costa, por aire y por mar durante mucho tiempo más, sin resultados.
La colaboración de un barco oceanográfico, logró detectar a varias millas de la costa frente a Punta Lengua de Vaca, indicios de algo metálico en una de las cuencas más profundas del planeta, lo que hizo presumir que se trataría del “Cuyén”.
Cuando una nave se hunde a una gran profundidad ocurren ciertos fenómenos debidos a la presión ejercida por el agua, el barco sufre una “implosión”, es decir se comprime y deforma de tal manera, que al fondo llega una masa amorfa metálica muy lejos de lo que era originalmente en superficie. Esta forma fue lo que detectaron los equipos electrónicos del barco oceanográfico en su oportunidad.
Las familias recibieron la indemnización correspondiente y un escueto certificado de defunción: “muerte presunta”.
Por siempre quedó la sensación de que es posible que alguien sepa que pasó con el Cuyén….
Vayan estas líneas en recuerdo y homenaje a Roberto, Wilfredo y los tripulantes desaparecidos y a sus familias que hasta hoy no tienen una respuesta de qué pasó y cómo fue que en el mar se perdieron diez vidas humanas cuyos cuerpos jamás fueron encontrados
Bibliografía: “Recuerdos y Personajes de un pasado Regional” de Gonzalo Tapia Díaz.