jueves, 27 de junio de 2013
martes, 25 de junio de 2013
domingo, 23 de junio de 2013
miércoles, 12 de junio de 2013
UNA ISLA CON LEYENDA INCLUIDA
ISLA DE SAN LORENZO EN PERÚ
La historia a continuación es una de las leyendas más conocidas entre el personal militar que ha realizado servicio en la estación naval de la Isla San Lorenzo, al frente de la ciudad de Lima: es una leyenda urbana que no tiene fecha de inicio, aunque se sabe que es una historia tan antigua como la misma instalación naval y no faltan quienes aseguran haber visto la extraña aparición.
Todo marino que ha hecho su reclutamiento o Servicio Militar en la Isla San Lorenzo conoce esta leyenda que describo a grandes rasgos. La historia de la gringa es bien conocida por los OM (oficiales de mar ) destacados ahí, y no pocos aseguran que la han visto.
Es la historia de una chica muy linda, que su padre era en este tiempo era el Comandante de la estación naval (un Capitán de Fragata, se cuenta), que llevó a su familia a la isla para que la conozcan; según se cuenta, la hija le dice entonces a su padre que pasearia por la isla -desierta casi en su totalidad, dado que es una estación naval-, y el padre confiado la deja ir.
Así la hermosa chica desapareció para siempre. Su padre desesperado la empieza a buscar y no la encuentra; se pasaron dos semanas buscándola infructuosamente,… hasta que solo encontraron una pierna, un brazo y parte de la su abdomen, en el chutero (basurero) que quedaba en la parte última de la isla: era un hueco profundo que se usaba como basurero.
En ese entonces estaban haciendo su reclutamiento cientos de jóvenes en la isla, y en aquel entonces era muy raro ver mujeres en la isla, por lo que se sospechó que la joven al recorrer la isla fue interceptada por marineros que estaban haciendo guardia, abusaron de ella y para que no los delaten la mataron a la chica,… aunque también se habla de otras teorías acerca de su desaparición: en épocas pre-incas, en la Isla San Lorenzo hubo templos en los cuales se realizaron rituales y sacrificios, y como muchos lugares similares en el Perú, existen ahí historias de desapariciones horrendas y misteriosas,…
Siguiendo el relato, se hizo las investigaciones, se acusó a dos marineros, y se dice que esos marineros fueron fusilados en plena isla y enterrados ahí mismo: ya que los dos marineros eran de provincia, a la larga nadie reclamó por ellos, aunque en algunas versiones, muchos aseguran que los condenados eran inocentes,…
De ahí en adelante, muchos marinos que han estado en la isla haciendo guardia, veían a una chica muy hermosa, con vestido blanco, de pelo rubio, pasar silenciosa por las cuadrillas: otras veces se encontraba a los marineros agonizando y botando espuma por la boca, y ya sanos decían que habían visto a “la gringa”, y que de lejos se ve que es bella,… pero ya una vez de cerca, se dice que se les aparece sin cabeza,…
Esto es lo que se cuenta en la Isla San Lorenzo: todos dicen que es cierto, y otros que solo es una leyenda que utilizan para que los reclutas no traten de salir de sus cuadras en las noches,… habrá que esperar que los que una vez estuvieron en la isla nos digan si es cierto o no,….
Enviado por un lector peruano
José Garrido Azocar
Enviado por un lector peruano
José Garrido Azocar
miércoles, 5 de junio de 2013
HOSPITAL SAN JOSÉ Y SUS FANTASMAS
Imagen antigua en la que aparece una de las monjas Hermanas de la Caridad junto a dos enfermos del Hospital
LOS FANTASMAS Y LA VERDADERA HISTORIA
DEL ANTIGUO HOSPITAL SAN JOSÉ
A
fines del siglo XIX, en plena epidemia de cólera, lo peor que le podía
pasar a un enfermo era ser enviado al
Hospital San José. Significaba que estaba desahuciado y listo para el
Cementerio General, que estaba al lado del recinto y separado sólo por un muro.
Aislado de la ciudad para evitar la propagación del contagio, al infortunado
sólo le restaba esperar lo inevitable, consumido por la deshidratación.
Las dependencias de ese mismo
hospital, abierto en 1872 a causa de epidemias como el cólera y la tuberculosis
y clausurado en 1999, sirven actualmente como sede de diversas corporaciones.
Recientemente, el viejo hospital fue utilizado como locación para “El juego del
miedo”, un reality de TVN conducido por
Carlos Pinto, que pasó con más pena que gloria por la pequeña pantalla y que
precipitadamente terminó a causa de su bajísimo ranking.
Y es que los fantasmas de pacotilla,
extras y actores maquillados y los más diversos trucos escénicos y de cámara,
no pudieron contra lo que es una evidente y constatada realidad: la existencia
de auténticos fantasmas en el viejo edificio, fantasmas que son desde hace años
sus verdaderos habitantes, y algunas de cuyas historias conocen muy bien
quienes trabajan en este hospital
decimonónico.
Las monjas fumadoras, el doctor que
atraviesa las paredes, el fraile sin cabeza, la matrona vestida de rojo…
Por sus dos largos pasillos y su
jardín de cinco hectáreas, las monjas fumadoras son las más famosas. Cuentan
que sólo aparecen cuando se cierran las puertas del recinto. “Acá todos saben
que hay dos monjas que se ponen afuera de la capilla a fumar”, dijo a ‘El
Mercurio online’ Manuel Velásquez, un guardia de este sector de Independencia.
“Pero no hay que tenerles miedo, no hacen nada”, agrega.
Se cree que las religiosas eran
voluntarias de las Hermanas de la Caridad, ese grupo de valientes mujeres que
cuidaban enfermos tuberculosos. Nadie lo hacía por temor a contagiarse.
Las otras apariciones también están
relacionadas con personas que trabajaron en el San José como, por ejemplo, el
doctor que atraviesa las paredes. Se trataría de un médico que murió de improviso
a mediados de 1900. “Es un hombre alto y enjuto. A veces decide alargar su
paseo por uno de los pasillos y camina hacia la pared que separa el hospital
del Cementerio General”, cuenta el cuidador de autos Raúl Maldonado. “Si quiere
dar más pasos, simplemente atraviesa la
pared”.
No tan tranquilo es el fraile que
pasea por los parques que separan los pabellones médicos. Usa un traje café y
de su cadera cuelga una pequeña cuerda. Su rostro es un misterio porque nunca
se quita la capucha. Eso ha generado varias versiones. Testigos aseguran que no
tiene cabeza. Pero otros dicen que sólo la esconde. ¿El motivo? No se sabe.
Magdalena Spencer, directora de
proyectos del Centro de Estudios para la Calidad de Vida, dice que ella convive
armónicamente con “esas energías”, por eso pide permiso cada vez que va a
ocupar por primera vez alguna oficina del edificio. Eso, dice, le permite
trabajar muy tranquila.
Durante las grabaciones del programa
antes mencionado, testigos afirman haber visto sombras en las paredes que no se
sabía de dónde surgían y se escucharon ruidos extraños. También llamó la
atención que se rompían cañerías de agua sin motivo aparente. Y una
participante dijo que no podía caminar por un sector ya que una fuerza
invisible se lo impedía. Responsables de TVN afirmaban que de eso se trataba el fallido ‘reality’
“El juego del miedo”, de la capacidad de manejar las emociones. En otras
palabras, controlar los engaños de la mente.
Pero, ¿qué pasaría si se encontraran
con la mujer de rojo? Aunque hace más de diez años que la maternidad del
hospital dejó de funcionar, por las tardes aparece una mujer esperando que un
niño necesite de sus cuidados. Se cree que pudo ser una matrona, porque se
mueve con seguridad, como dando órdenes, y no saluda. El guardia Carlos Lema
dice que “aparece en los rincones más oscuros de la maternidad y su presencia es tenebrosa, porque en esa área
la iluminación es escasa y la soledad, intensa”.
Fachada principal del antiguo
hospital
La historia del hospital
El antiguo Hospital San José es parte
significativa de la memoria de la salud pública del país. Fue construido entre
1841 y 1872, correspondiendo originalmente al “Lazareto de El Salvador”. Su
principal función a principios de siglo fue atender enfermedades infecto-contagiosas,
dedicando un tercio del hospital para los enfermos de tuberculosis.
En 1872 se produjo una gran epidemia
en Chile, que obligó a ocupar dicho establecimiento, que todavía no estaba
terminado, por no haber espacios disponibles en ningún otro lugar aislado. La
ubicación del Hospital, junto al Cementerio General, no es casualidad: en esa
época se temía ubicarlo en cualquier barrio donde terminara contagiando a gente
sana y por lo tanto, se localizó ahí con puertas de acceso directo al Cementerio,
porque los enfermos de cólera y viruela eran prácticamente desahuciados.
Por otra parte, careciendo de muchas
alternativas, fue el Cementerio General el que ofreció parte de sus terrenos
para este nuevo lazareto, atendido por las Hermanas de la Caridad. Este
lazareto, al igual que todos los centros de infecto-contagiosos de la época,
fue asumido por monjas, cuyo aporte fue muy valioso, por cuanto arriesgaban su
vida a diario. No existiendo mayores remedios, entraba la víctima de cólera o
viruela, encomendándose a la imagen de San José, en el acceso (hoy ubicada en
el nuevo Hospital), como también en la hermosa gruta, lugares donde los
familiares dejaban velas y flores para que este santo y la Virgen protegieran
al enfermo.
El viejo edificio cuenta con gran
cantidad de salas unidas por pasillos abiertos, lo que permitió crear una
jardinería notable, albergando hoy árboles centenarios. Destaca su fachada
principal de estilo colonial y el ingreso por un gran zaguán. En el interior
hay una pequeña capilla con un altar de mármol, imágenes religiosas y notables
vitrales.
Su localización, en el sector Norte de Santiago, sitúa a este
establecimiento en el epicentro de la historia de la medicina chilena. Hacia
1960 el Hospital San José se planteó como un Hospital General y en 1980 se
convirtió en hospital base del Área Metropolitana Norte. Su historia como
establecimiento de salud culmina en agosto de 1999, cuando el Hospital San José
se traslada a su nuevo y moderno edificio levantado frente del antiguo.
El Antiguo Hospital San José se salvó
de la demolición, trágico destino de muchos edificios de valor patrimonial,
gracias a la iniciativa de proponer su declaración como Monumento Nacional,
impulsada por la Dra. María Luisa Cayuela, Directora del Servicio de Salud
Norte de la Región Metropolitana entre 1996 y 1999. El 17 de enero del 2000 el
Ministerio de Educación hizo efectiva la declaración del Antiguo Hospital San
José como Monumento Nacional, “por sus valores arquitectónicos y por el legado
histórico de este edificio, al ser parte de la memoria de la salud en Chile”.
El Templo
de la Luz Interior
lunes, 3 de junio de 2013
MISTERIOS EN LA FRONTERA DE EE.UU Y MEXICO
LEYENDAS URBANAS Y SITIOS INSÓLITOS DE EL PASO
El Paso puede parecer un sitio algo estático. Da la impresión de que todo estuviera en su santo lugar, de que nada altera el orden establecido, de que sólo las tormentas de arena pudieran romper un poco con la monotonía. Sin embargo, como sucede en todas partes, la ciudad también esconde sus secretos.
Algunos de ellos pueden ser históricos y otros, simplemente, están allí esperando ser descubiertos.
El Country Club del lado oeste de la ciudad tiene muchas casas lujosas y un buen número de árboles. Uno de ellos, dicen, tiene la forma de un ángel. Algunos vecinos se muestran orgullosos de esta rareza y suelen comentar que la misma figura pasa de planta en planta. Hay sus creyentes que opinan que la forma es milagrosa, una aparición. También existen quienes aseguran que ésta fue hecha por alguien del vecindario sin ninguna intervención divina.
Otro lugar que tiene su “encanto” está en la calle Piedras. Se trata de una casa que bien puede estar en una película de terror. Por fuera se observan plantas, algunas secas, que recubren la fachada casi siempre llena de arenilla. Pero estructuras en estado abandonado o semiabandonado es lo que sobra en El Paso. Lo que realmente llama la atención de esta vivienda es lo que la rodea: pequeñas, medianas y grandes estatuas de demonios o dragones.
Es normal que este sitio sea utilizado por jóvenes y estudiantes para jugar con el miedo. Es lo que sucede con Jannette Hernández, quien cursa Psicología en la universidad. “Al verla todos nos quedamos en silencio y horrorizados”, cuenta. “Siendo curiosa quise investigar si en realidad era la casa de una bruja, pero me dijeron que es de un viejo escultor que está demente. De veras, no sé si todo esto sea cierto, pero reconozco que éste es uno de los lugares más raros de El Paso”.
La lugareña Amanda Williams tiene otro sitio: la carretera Transmountain. “He escuchado historias de que el fantasma de un monje que va jalando a un burro sale por las noches”, comenta. “De hecho, hay varios cuentos de accidentes de tráfico que se producen porque el conductor desvió su trayectoria para no arrollar a estos caminantes”.
Williams asegura que nunca ha querido comprobar la veracidad de esta historia. Sin embargo, el paseño Adrián Luna sí quiso hacer su experimento en el Thunderbird Alley de la ciudad. En este lugar uno pone el carro en neutral y éste se va para atrás hasta subir por una lomita. No hay mayor explicación para este fenómeno. Algunos le atribuyen la causa a alguna fuerza electromagnética. Otros, los más asustadizos, juran que se trata de las reminiscencias de una vieja tragedia.
El cuento va así: hace unas cuantas décadas un autobús cargado de niños se quedó atrapado en las vías de un tren. Éste chocó contra el transporte escolar y todos los niños murieron. Ahora no hay rieles, pero los espíritus de los infantes penan en el lugar, moviendo los carros del lugar del suceso, quizás, como una manera de protegerlos de este tren que ya no existe en este mundo cruel.
“Mi hermano y yo fuimos una noche con el carro sucio”, dice Lima. “Hicimos la prueba en la lomita varias veces y el vehículo se fue hacia atrás. Después de eso salimos a poner gasolina. Cuando nos bajamos y la luz le pegó al carro lo que vimos nos dio escalofríos: había manitas de niños marcadas en lo sucio del auto. No sé por qué, pero ya no quiero regresar a ese sitio. Me da mucha lástima con esos niñitos”.
Historias como éstas también se escuchan en los alrededores del cementerio Concordia. Éste es uno de los sitios más extraños de la ciudad. Bajo tierra hay masones, judíos, chinos, pistoleros y hasta un ex presidente mexicano tachado de traidor: Victoriano Huerta. También hay ociosos, pero en la superficie, entre los mortales.
Muchos van al camposanto el Día de Muertos, burlan la vigilancia y se ponen a profanar tumbas, a practicar extraños ritos o a jugar a la ouija. “Según los encargados del cementerio hay aparecidos y pasan cosas raras”, comenta la joven Arleen Mendoza. “Una vez fuimos varias amigas y, en cuanto se empezó a irse la gente del lugar porque empezó a anochecer, nosotros nos alejamos adonde nadie nos viera. Luego sacamos la ouija y las linternas. En la oscuridad alumbramos el tablero, e intentamos jugar. Pero no sabíamos cómo y, después de reírnos un rato, nos fuimos a otro sitio dejando la ouija allí mismo”.
Hasta cierto punto todos estos cuentos pueden tacharse de inocentes, a ratos, ingenuos. Leyendas urbanas hay en todas partes. Del mismo modo, es usual que los jóvenes gasten el tiempo en busca de emociones gratuitas. Lo que sí no deja de ser aterrador es cuando estas historias sobrenaturales las personifican gente que está vivita y coleando.
Eso fue lo que le sucedió al joven periodista Kristian Hernández. Su relato parece no dejar lugar a dudas. El personaje es un tipo sano, serio y que disfruta de los mismos placeres mundanos que cualquier vecino de familia: salir con los amigos, hacer una pausa del trabajo e intentar pasar un buen rato.
Su cuento se ubica en el parque San Felipe, un área que queda casi llegando a Fabens. Es un sitio que queda en medio del desierto, en un verdadero aislamiento. Hérnandez y sus compañeros habían elegido el lugar como su rincón de encuentro y celebración de cada 20 de abril.
Uno de sus encuentros se vio interrumpido por otra reunión adyacente. En este caso se trataba de gente encapuchada, vestida de blanco y que llevaba un extraño ritual alrededor de una fogata. Una gran caravana de carros, cargada de gente y cerveza, acompañaba a la extraña comitiva.
Hernández asegura que tres de sus amigos intentaron acercarse sin ser vistos. Él y el resto del grupo aguardaron desde sus camionetas. Cuenta que el terror los invadió a todos, cuando el trío corrió de vuelta y con caras desencajadas mientras gritaba que los de la fogata eran los segregacionistas del KuKluxKlan.
El periodista luego tomó su tiempo e investigó en su casa el origen de esto. Cuál sería su sorpresa que el 20 de abril, además de ser celebrado como el día de la mariguana, también es recordado como el del nacimiento de Adolfo Hitler.
“Hasta que sucedió ese incidente ninguno de nosotros teníamos idea de que esa fecha era festejado por miembros del KKK y por neonazis en todo el mundo”. (David Centeno/El Diario de El Paso)
El Diario de El Paso | 2013-05-04
Juan Torres/El Diario de El Paso Estatuas de demonios y dragones vigilan esta casa de la calle Piedras
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