EL MAR ESCONDE SUS
TESOROS
Se calcula que unos 3.000 buques que
hacían la Carrera de las Indias están hundidos en el Océano
Las
leyendas sobre los caballeros del rey Arturo hablaban de la búsqueda del Santo
Grial. Stevenson se inventó una novela de aventuras entorno a la isla del
tesoro. Gabriel García Márquez en El amor en los tiempos del cólera hace que
Florentino Ariza le prometa a su amada Fermina Daza que rescatará el oro del
mítico galeón San José, hundido frente a la costa de Cartagena de Indias hace
300 años, para regalárselo. El hallazgo de tesoros escondidos forma parte del
imaginario popular desde tiempos lejanos.
Pero
el pasado día 5 de diciembre el presidente de Colombia Juan Manuel Santos lanzó
este tuit: “Gran noticia: ¡Encontramos el Galeón San José! Mañana daré los
detalles en rueda de prensa desde Cartagena”. Y se desató la polémica. Este
navío español fue hundido en 1708 por los ingleses y con él se fueron al fondo
del mar sus 600 tripulantes y un cargamento de oro y plata que algunos
historiadores cifran en 11 millones de monedas y un valor de mercado actual
superior a los 5.000 millones de dólares.
La
ficción podía convertirse en realidad. Pero frente al relato de los intereses
monetarios surge la réplica arqueológica. “Hay que cambiar el discurso del
tesoro por el del documento histórico”, resume Xavier Nieto, una de las máximas
autoridades mundiales en arqueología subacuática. Durante años la existencia de
cazatesoros y empresas dedicadas a buscar pecios hundidos ha generado pingues
negocios. Lentamente los países van tomando conciencia de la necesidad de
salvaguardar esos barcos para un estudio en profundidad, aunque sea a costa de
dejarlos para siempre en el fondo del mar. En el año 2001 la Unesco aprobó una
convención a la que ya se han adherido 52 países que se centra en la protección
de estos barcos como valor cultural y documento histórico, siempre que se cumplan
más de cien años de su hundimiento. Es un acuerdo internacional que no entra en
el complejo tema de la propiedad de los barcos hundidos, sino en su valor
patrimonial. El debate sobre si la propiedad de la carga de un barco es de
quien la localiza, del país de origen del galeón, del país en cuyas aguas
naufragó o del país que lo tenía bajo su pabellón, se deja a la legislación
internacional del mar. Y los tribunales reconocen en general que si un barco
era propiedad del Estado y realizaba una operación de transporte por cuenta del
Estado, este no pierde su propiedad pese al paso de los años.
Xavier
Nieto, coordinador de Arqueología Náutica y Subacuática de la Universidad de
Cádiz y miembro del Consejo consultivo científico y técnico de la Unesco, considera
que “cada vez más se impone en todo el mundo la idea de que los barcos hundidos
son bienes patrimoniales de propiedad pública, excluidos del uso comercial, y
solo una minoría de países permiten la presencia de cazatesoros en sus aguas y
llegan incluso a acuerdos para repartirse beneficios con ellos”.
En
el 2007, la empresa Odyssey Marine Exploration anunció que había trasladado a
Florida el tesoro encontrado en un barco hundido. Primero dijo que se trataba
del HMS Sussex, un barco inglés que naufragó en las costa de Gibraltar a causa
de una tormenta. Supuestamente llevaba 10 toneladas de oro y 100 de plata en
lingotes. Pero el Gobierno español logró demostrar que la carga procedía del
buque Nuestra Señora de las Mercedes. hundido también por los ingleses y tras
un largo periplo judicial consiguió la devolución del tesoro.
A raíz de esta reclamación, se supo que un grupo de expertos de la Armada
española había elaborado un informe sobre los pecios españoles hundidos en
distintas partes del planeta. Una cifra provisional hablaba de 1.500 buques,
pendientes aun de estudiar algunos archivos. Hay que tener en cuenta que España
tuvo durante décadas el monopolio de la explotación de minas y el comercio
desde América a la metrópoli. Por eso también los mapas de tesoros escondidos
tienen sus epicentros en puntos de las rutas comerciales de navegación y en
zonas con condiciones meteorológicas adversas. La mayor parte de los galeones
hundidos se hallan en las costas del Caribe y del río de la Plata. Y en España,
en la bahía de Cádiz, punto de entrada de los buques con destino a la Casa de
Contratación, que primero estuvo en Sevilla y luego en Cádiz. Claudio
Bonifacio, que se ha dedicado a estudiar los naufragios luso-españoles en el
Archivo de Indias, habla de hasta 3.000 barcos hundidos en la llamada Carrera
de Indias, los viajes de ida y vuelta desde las Indias hasta España. Y los ha
documentado en su libro Galeones con tesoros, publicado en 2007, que está más
en la línea de quienes defienden la necesidad de abrir la búsqueda a empresas
especializadas y repartir los beneficios.
La
pugna entre estas dos formas de enfocar los tesoros submarinos se puso de manifesto
hace unas semanas cuando la Universidad de Vigo invitó al buscador belga Robert
Sténuit a dar una charla provocando el enojo de arqueólogos y científicos.
Sténuit señaló el lugar donde estaba hundido un pecio en la costa gallega y en
1995 una empresa extranjera saqueó los fondos y vendió las monedas halladas a
través de internet.
Precisamente
esta semana el Consejo consultivo científico y técnico de la Unesco ha
presentado un informe en el que denuncia el saqueo de otro galeón, llamado
también San José, que se hundió en aguas panameñas en 1631. Los expertos de la
Unesco han viajado en dos ocasiones al archipiélago de las Perlas para evaluar
las acciones llevadas a cabo desde el año 2003 por una empresa y han denunciado
que un enfoque “puramente mercantil”. Asimismo señalan el uso de técnicas
agresivas como “el uso de deflectores de hélice, que generan potentes chorros
de agua, ha removido sedimentos y excavado el sitio”, lo que impide una futura
documentación de los restos de este galeón. Como consecuencia de este informe,
el gobierno panameño, ha paralizado los trabajos y se ha incautado de piezas
que ya estaban en manos de estos cazatesoros.
El
caso del San José de Colombia es complejo, dado que este país no ha firmado el
convenio de la Unesco y se sabe que hace décadas que hay compañías que buscan
este pecio. Es más, ciertos grupos de presión consiguieron en el 2013 un cambio
legislativo que va en contra de la tendencia protectora. Quizás por eso el
ministro de Exteriores español ha hablado ya de museo compartido. Xavier Nieto
lamenta esta situación y asegura que “la excavación de este galeón serviría
para unir a dos países que comparten una historia y se podrían abrir nuevas
líneas de investigación, se conocerías características náuticas y detalles como
el tipo de contrabando que se hacía. En vez de hablar de monedas, hablaríamos de
ciencia”, concluye. Fuente: La
Vanguardia
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