HABRÍAN TENIDO CIFOSIS (Joroba)
Un grupo de arqueólogos ha encontrado los
restos de tres personas cuyo cadáver fue sometido a todo tipo de rituales
extraños para evitar que pudieran escapar de su ataúd si volvían de la «no
vida»
Ni el miedo a los vampiros ha nacido
gracias a las películas de Hollywood, ni los niños del siglo XXI son los
primeros en pasar una noche sin dormir por culpa de estos chupasangres. De
hecho, el pavor por estos seres cuenta ya más de mil años. Así lo demuestran
los restos de tres personas cuyos restos acaban de ser hallados en Polonia. Y
es que, fueron enterrados tras ser sometidos a todo tipo de mutilaciones
destinadas a que no volvieran a levantarse en la «no vida».
Tal y como informan varias páginas
especializadas como «International Business Times», los restos fueron
encontrados en la aldea de Góryca, en Polonia occidental (cerca de la frontera
con Alemania). Las tumbas, según han afirmado los arqueólogos, habrían sido excavadas
entre los siglos XIII y XIV.
Más concretamente, fueron halladas en las
inmediaciones de una antigua catedral gótica y en tres tumbas. Todas ellas
independientes y ubicadas de forma desordenada en el cementerio de Górzyca. Y
es que, las demás se hallan cuidadosamente ordenadas de este a oeste y los
restos de sus cuerpos fueron colocados con las manos cruzadas sobre el pecho.
Enterrados como vampiros
Los arqueólogos han determinado que -entre
otras torturas- estas tres personas fueron sometidas a decapitaciones,
perforaciones profundas en la columnas vertebral y el sacro, y la introducción
de su cabeza entre dos piedras. Unas medidas que fueron ideadas para evitar que
los muertos se levantaran tras ser enterrados y se dedicasen a acechar a los vivos.
En palabras de la arqueóloga Lesley
Gregoricka (de la Universidad del Sur de Alabama), al menos una de las personas
enterradas (la mujer) tuvo cifosis, una extraña condición ósea que le habría
producido una prominente joroba en la espalda.
Krzysztof Socha
Es probable que este problema físico
hubiese generado un estigma alrededor de la futura víctima y que hubiera
llevado a la sociedad a pensar que era un vampiro. La mujer con cifosis fue
encontrada enterrada boca abajo y sus rodillas estaban rotas, un ritual
habitual en los «no muertos».
Uno de sus acompañantes masculinos en la
fosa también podría haber tenido cifosis. Así lo afirma al menos Krzysztof
Socha, colega de Gregoricka y perteneciente al Museo de la Fortaleza Kostrzyn
de Polonia. Finalmente, el tercer fallecido fue enterrado con la cabeza ubicada
entre dos piedras, otra práctica asociada habitualmente al vampirismo.
Otros rituales
Estos no eran los únicos rituales para
evitar que los vampiros se levantaran de las tumbas. En los últimos años han
sido hallados los restos de algunos presuntos chupasangres cuyos cuellos fueron
fijados con una hoz metálica a sus ataúdes para evitar que pudieran escapar si
revivían.
Krzysztof Socha
La arqueóloga Lesley Gregoricka ha
argumentado que muchos de los «vampiros» enterrados en el período medieval eran
en realidad víctimas del cólera. «Se creía que la primera persona que moría de
un brote de una enfermedad infecciosa tenía más probabilidades de regresar de
entre los muertos como vampiro», escribe en el periódico. ABC
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