domingo, 10 de septiembre de 2017

PATRICIO BORLONE Y SU LIBRO 'EL 4° MOAI'

ENTRE MITOS Y REALIDAD

Arcano y actual, el escritor y columnista de "Crónicas ancestrales", de El Rayo, presenta hoy su nueva obra, en la sala Viña del Mar.

Observador, Patricio Borlone lanza: "¿Quién comienza a escribir a partir de los 60 años? ¡Pues yo!", dice.

-Disculpe, don Patricio, ¿me lo podría repetir?

La sonrisa se apaga cuando la grabadora enciende. Su voz gangosa parece incomodarlo: fueron seis meses en los que no le salió palabra alguna. Tras 27 sesiones de radioterapia, pudo superar un cáncer a la cuerda vocal izquierda.

"¡Le gané!", entona enérgico. Misma actitud que proyecta luego de su revelación, mientras bebe un té, aunque lo suyo a diario pasa por una copa de gran reserva que lo mantiene como el vino. Dice tener 83 años de edad, pero representa la mitad, en parte por su "saludable estilo de vida".

Sus aún pobladas mechas largas a tono con una prolija barba, sello suyo en treinta años, dan cuenta de que las coloridas vivencias de un hombre en movimiento no son fáciles de poner por escrito.

Patricio Borlone, articulista, narrador e investigador de cosas inexplicables pero basadas en evidencias megalíticas existentes, afirma. Es columnista de El Rayo, donde escribe cada semana sus "Crónicas ancestrales" y un entusiasta escritor. Hoy lanzará su tercer libro, la novela "El 4° Moai", donde reseña algunas de esas asombrosas revelaciones del pasado (ver recuadro).

Lobo del aire

Patricio Borlone recuerda que nació en Arica y que su padre, Juan Borlone, fue alcalde de esa ciudad en el año del plebiscito y tratado limítrofe entre Chile y Perú, en 1929. No sólo eso, también reportero, como luego lo sería él, ya de bien adulto, en su paso por La Serena, en el diario El Día, en la década de los '90. Descriptivo, relata su anécdota: estuvo en la residencia de Hemingway, en Cuba.

Pero antes, el destino -"ese que nos señala que todo está ya trazado", agrega a su fe terrenal- lo puso literalmente en las alturas. Su experiencia por 35 años como controlador de tránsito aéreo (antes de los radares) y los viajes por el mundo propios del oficio, activaron esa fecunda fuente de material que hoy lo tiene sumido en una pluma de narrativa rica y donde sus personajes brotan solos. "Es como si alguien en mi cabeza me los dictara", dice.

Allí, donde los nervios y la pachorra se forjan para velar por la seguridad de los pasajeros, en la profesión más estresante del mundo, Patricio Borlone fue testigo de cuando se estrellaron dos aviones de carga C46, que hacían vuelos de Santiago a Arica.

También de otro fenómeno en el aeropuerto de Chacalluta, en 1963: "Yo le digo: 'encienda las luces de aterrizaje'. Cuando el piloto hace eso, estas dos extrañas luces lo adelantan en un ángulo recto hasta perderse por la ciudad. Lo vio el piloto, pasajeros, la tripulación y yo".

Y con ello, el click futuro: su libro "Cuentos y relatos del aire al mediodía", 17 historias reales en formato cuento, que lo seducen tanto como lo desconocido.

Misterios

"Hace 16 ó 20 mil años, hubo otra civilización en el planeta, hay miles de pruebas. Las más tangibles son en Turquía y Australia, donde se han encontrado restos de esqueletos gigantes, momias…", dice.

Todo esto lo motivó a aterrizar temas de investigación -en la senda del escritor suizo ya fallecido, Erich Von Däniken-, inyectados en sus "Crónicas ancestrales" en el suplemento El Rayo.

En el caso de "El 4º Moai", dice que hay un 40% que es verdad, "lo que yo viví cuando estuve en Isla de Pascua". Y un 60% que basa en las técnicas de escritura.

"Me gusta sorprender. Ser sagaz en planteamiento; de lenguaje simple, lograr que el lector no se arranque de la lectura y entregarle información que no se espera. Esa es mi forma de escribir", acota Borlone, quien vive en Playa Ancha.

"Dedico tres horas diarias a la escritura frente al mar al sonido barroco ", reconoce, a la espera de lanzar en enero el libro "Cuentos y relatos del aire al mediodía" y una novela en ciernes, "La casa del fondo", ambientada en Londres, donde vivió.

Guillermo Ávila N.
La Estrella de Valparaíso



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