ENTRE MITOS
Y REALIDAD
Arcano y actual, el escritor y
columnista de "Crónicas ancestrales", de El Rayo, presenta hoy su
nueva obra, en la sala Viña del Mar.
Observador, Patricio Borlone
lanza: "¿Quién comienza a escribir a partir de los 60 años? ¡Pues
yo!", dice.
-Disculpe, don Patricio, ¿me
lo podría repetir?
La sonrisa se apaga cuando la
grabadora enciende. Su voz gangosa parece incomodarlo: fueron seis meses en los
que no le salió palabra alguna. Tras 27 sesiones de radioterapia, pudo superar
un cáncer a la cuerda vocal izquierda.
"¡Le gané!", entona
enérgico. Misma actitud que proyecta luego de su revelación, mientras bebe un
té, aunque lo suyo a diario pasa por una copa de gran reserva que lo mantiene
como el vino. Dice tener 83 años de edad, pero representa la mitad, en parte
por su "saludable estilo de vida".
Sus aún pobladas mechas largas
a tono con una prolija barba, sello suyo en treinta años, dan cuenta de que las
coloridas vivencias de un hombre en movimiento no son fáciles de poner por
escrito.
Patricio Borlone, articulista,
narrador e investigador de cosas inexplicables pero basadas en evidencias
megalíticas existentes, afirma. Es columnista de El Rayo, donde escribe cada
semana sus "Crónicas ancestrales" y un entusiasta escritor. Hoy
lanzará su tercer libro, la novela "El 4° Moai", donde reseña algunas
de esas asombrosas revelaciones del pasado (ver recuadro).
Lobo del aire
Patricio Borlone recuerda que
nació en Arica y que su padre, Juan Borlone, fue alcalde de esa ciudad en el
año del plebiscito y tratado limítrofe entre Chile y Perú, en 1929. No sólo
eso, también reportero, como luego lo sería él, ya de bien adulto, en su paso
por La Serena, en el diario El Día, en la década de los '90. Descriptivo,
relata su anécdota: estuvo en la residencia de Hemingway, en Cuba.
Pero antes, el destino
-"ese que nos señala que todo está ya trazado", agrega a su fe
terrenal- lo puso literalmente en las alturas. Su experiencia por 35 años como
controlador de tránsito aéreo (antes de los radares) y los viajes por el mundo
propios del oficio, activaron esa fecunda fuente de material que hoy lo tiene
sumido en una pluma de narrativa rica y donde sus personajes brotan solos.
"Es como si alguien en mi cabeza me los dictara", dice.
Allí, donde los nervios y la
pachorra se forjan para velar por la seguridad de los pasajeros, en la
profesión más estresante del mundo, Patricio Borlone fue testigo de cuando se
estrellaron dos aviones de carga C46, que hacían vuelos de Santiago a Arica.
También de otro fenómeno en el
aeropuerto de Chacalluta, en 1963: "Yo le digo: 'encienda las luces de
aterrizaje'. Cuando el piloto hace eso, estas dos extrañas luces lo adelantan
en un ángulo recto hasta perderse por la ciudad. Lo vio el piloto, pasajeros,
la tripulación y yo".
Y con ello, el click futuro:
su libro "Cuentos y relatos del aire al mediodía", 17 historias
reales en formato cuento, que lo seducen tanto como lo desconocido.
Misterios
"Hace 16 ó 20 mil años,
hubo otra civilización en el planeta, hay miles de pruebas. Las más tangibles
son en Turquía y Australia, donde se han encontrado restos de esqueletos
gigantes, momias…", dice.
Todo esto lo motivó a aterrizar
temas de investigación -en la senda del escritor suizo ya fallecido, Erich Von
Däniken-, inyectados en sus "Crónicas ancestrales" en el suplemento
El Rayo.
En el caso de "El 4º
Moai", dice que hay un 40% que es verdad, "lo que yo viví cuando estuve
en Isla de Pascua". Y un 60% que basa en las técnicas de escritura.
"Me gusta sorprender. Ser
sagaz en planteamiento; de lenguaje simple, lograr que el lector no se arranque
de la lectura y entregarle información que no se espera. Esa es mi forma de escribir",
acota Borlone, quien vive en Playa Ancha.
"Dedico tres horas
diarias a la escritura frente al mar al sonido barroco ", reconoce, a la
espera de lanzar en enero el libro "Cuentos y relatos del aire al
mediodía" y una novela en ciernes, "La casa del fondo",
ambientada en Londres, donde vivió.
Guillermo Ávila N.
La Estrella de Valparaíso
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