EL GUERRERO QUE NUNCA DESISTIO
Hiroo Onoda, joven teniente del ejército japonés, fue enviado en 1944 a la isla de Lubang, en las Filipinas. Aislado de sus tropas, no pudo saber que la guerra mundial había terminado el 6 de Agosto de 1946. De modo que, solo en la jungla, prosiguió su batalla personal contra los inexistentes norteamericanos, durante 29 años, alimentándose de frutas silvestres y de pieza que cazaba ocasionalmente.
Un turista japonés, que hacía camping en la región, lo descubrió por causalidad en 1974. Sin embargo, Ánodo rehusó entregar las armas mientras no recibiera una orden expresa de su superior jerárquico, a la sazón un librero de viejo, quien tuvo que hacer un viaje en avión hasta las Filipinas para ordenarle que desistiese de su bélica actitud y se incorporará a la vida civil.
El recalcitrante guerrero fue recibido en el Japón con honores de héroe nacional. Una de las primeras salidas que hizo fue para visitar su propia tumba.
Fuente: Año Cero - Octubre 1990
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