jueves, 18 de enero de 2018

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PIRATAS EN CHILE

Siete grandes expediciones holandesas recorrieron las costas de nuestro país. En un comienzo, la principal motivación de los expedicionarios fue encontrar una nueva ruta comercial que les permitiera llegar hasta las islas Molucas y adelantarse así en la carrera mercantil. Entre las nuevas rutas comerciales, los holandeses descubrieron el Estrecho de Le Maire y el Cabo de Hornos (Kaap Hoorn). Resuelto este objetivo, la acción de los viajeros se dirigió a desarticular el comercio entre España y sus colonias.

Grabado de Oliver Van Noort, estuvo a cargo de la segunda expedición de holandeses que pasó por Chile, 1598-1601.

Las actividades de los corsarios holandeses a través las costas de Chile, se dirigieron no sólo a la captura de galeones comerciales y el contrabando de mercancías, sino también incluyeron un intento de colonización en Valdivia e, incluso, una alianza con los mapuche.

La isla de Chiloé fue la base de operaciones de los corsarios holandeses; desde allí organizaron los ataques a los diferentes puertos de la Capitanía General de Chile. Las incursiones continuaban en las costas del Perú, buscando los galeones españoles que llevaban hacia la metrópoli todas las riquezas del virreinato.

Después de la expedición de Hendrick Brouwer (1642-1643), los españoles avecindados en Chile pidieron refuerzos al Perú, y ya apertrechados, esperaron un nuevo ataque que nunca sucedió.

Casi un siglo después, Jacobo Roggeveen, luego de merodear por nuestras costas, emprendió rumbo hacia el oeste. Un día de abril de 1722, fecha en que se celebraba Pascua de Resurrección, el corsario holandés, por azar, llegó a una isla en medio del océano, bautizándola como Isla de Pascua. Esta fue la última expedición de la cual se tenga noticia de navegantes holandeses en territorio chileno.

Las incursiones holandesas no dieron los frutos esperados: nunca capturaron un botín importante como esperaban, ni tampoco consiguieron establecerse y formar una colonia, debido a que no contaron con un decidido apoyo de los mapuches. En suma, el peor daño que hicieron a la corona española, fue obligarla a empeñar las riquezas de sus colonias en gastos de defensa. Pero, sin duda, la principal contribución de estos aventureros navegantes fue su aporte al conocimiento geográfico y etnográfico de las regiones meridionales.




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