LA VERDADERA HISTORIA DE HORROR Y ESPANTO
DETRÁS DE LA PELÍCULA
“EL CONJURO”
“EL CONJURO”
La cinta, fenómeno de taquilla en todo el
mundo, está basada en hechos reales que le ocurrieron a una familia
norteamericana que fue acosada por varios espíritus malignos.
La película “El Conjuro” (The Conjuring),
del director James Wan, recaudó casi 42 millones de dólares en taquilla en
apenas dos días desde su estreno en los Estados Unidos. La cinta muestra a los
personajes Lorraine y Ed Warren, una pareja de investigadores de sucesos
paranormales que acuden al llamado de la familia Perron, quienes aseguran que
su casa ubicada en Rhode island está poblada por entidades demoníacas.
Lo que a muchos ha impactado es saber que
la cinta está basada en hechos reales, pues los Warren sí existieron en
realidad y se hicieron famosos en el país del Norte por dedicar sus vidas a
conjurar y cazar fantasmas y espíritus malignos en distintas casas
estadounidenses, tal como ocurrió con el caso de la familia Perron, que se
contactó con los Warren para que investigaran aterradores sucesos paranormales
que sucedían en su hogar, dando pie a lo que se desarrolla durante la película.
Esta pareja estaba conformada por el demonólogo Ed Warren, fallecido en 2006, y
su mujer, la parapsicóloga y vidente Lorraine Warren, que hoy tiene 86 años y
asesoró con consejos y confidencias a los realizadores del film.
En 1971 Roger y Carolyn Perron se mudaron
a una granja colonial en Harrisville, Rhode Island, con sus cinco hijas, e
inmediatamente empezaron a experimentar diversas experiencias sobrenaturales.
Según la familia, el primer fenómeno que ocurrió fue la escalofriante presencia
de un espíritu que tenía la costumbre de tocar a la puerta de la casa por la
noche, despertando a toda la familia.
Los espíritus, a partir de entonces,
comenzaron a manifestarse de distintas formas. El espíritu más temido y
violento era una entidad maligna que se identificó en una sesión de espiritismo
como Betsabé (Bathsheba en la película), quien quería tomar control sobre
Carolyn, la madre de la familia Perron. Andrea, la hija mayor del matrimonio,
aseguró que Betsabé, a quién llamó “un alma olvidada de Dios”, posiblemente
todavía se creía la dueña de la casa, y por eso estaba empeñada en sacar a su
madre de la vivienda y también por eso quería para sí a Roger y a las cinco
hijas. “Betsabé atormentaba a mi madre con su mayor temor: el fuego. El
espíritu se acercaba a ella en la noche. Mi madre la describe como un ser que
tenía una cara espantosa y deforme, con la cabeza inclinada a un lado y con el
cuello roto. No tenía ojos ni boca y parecía como las telarañas que cuelgan en
las esquinas de la bodega”.
Según cuenta la leyenda local, Betsabé
fue una mujer sospechosa de ser una bruja y fue acusada de hecho de sacrificar
a un niño como una ofrenda al diablo. Más de dos docenas de muertes misteriosas
ocurrieron en la propiedad mientras ella vivió allí. Según los mismos relatos,
Betsabé vivió una vida miserable y murió de anciana en 1885, pero con su deceso
no habrían cesado las muertes. Posteriormente, dentro de la misma propiedad,
habrían ocurrido dos suicidios documentados (uno de ellos un ahorcamiento en
una de las vigas del granero), un envenenamiento, una violación y asesinato de
una niña de 11 años, dos ahogamientos y la muerte de cuatro hombres por
congelación.
La familia Perron vivió durante una
década en la temida casa y sólo salieron cuando la propiedad fue exorcizada.
Andrea Perron escribió posteriormente el libro “House of Darkness, House of
Light”, en el cual narra la terrible experiencia por la que pasó su familia. A
partir de este volumen se hizo el guión adaptado para la película “El Conjuro”,
que fue realizado por la misma Andrea, quien afirmó que “nadie en mi familia se
sorprendió demasiado o se asustó al ver el film, ya que lo que ocurrió en mi
casa fue mucho más terrorífico que lo que se mostró en la pantalla”.
Fantasmas por doquier
Andrea Perron relata que “cuando mis
padres compraron la casa en el invierno de 1970 sólo querían un lugar en el
país para criar a sus hijos. Y empezamos a ver espíritus tan pronto como nos
mudamos. La mayoría de ellos eran benignos y algunos de ellos ni siquiera
parecían darse cuenta de que estábamos allí, pero ocho generaciones de personas
vivieron y murieron en esa casa antes de nuestra llegada y algunos de ellos
nunca se fueron”.
La joven agrega que al principio muchos
de estas presencias sobrenaturales parecían ser inofensivas, como una al que mi
hermana llamaba ‘Manny’. Él era un alma compasiva y creemos que en realidad se
trataba del espíritu de Johnny Arnold, quien se suicidó en el alero de la casa
en el 1800. Se aparecía en la casa a cuidar de nosotros, siempre en el mismo
lugar, en el pasillo ubicado entre el comedor y la cocina. La aparición solía
siempre apoyarse contra la puerta y ponía una sonrisa torcida como si se
divirtiera con los niños. Pero tan pronto hacíamos contacto visual con él
desaparecía”.
Andrea Perron añade finalmente que todos
los que vivieron posteriormente en la casa embrujada de Rhode Island
experimentaron, en menor o mayor grado, la presencia de entidades
sobrenaturales. “Algunos han salido gritando y corriendo por sus vidas. El
hombre que se mudo allí para iniciar la restauración de la casa cuando la
vendimos salió gritando, sin su auto, sin sus herramientas y sin su ropa. Nunca
regresó a la casa y, por el mismo motivo, las personas que compraban la
propiedad siempre se mudaban muy brevemente. La casa estuvo vacante durante
muchos años”.
Contrariamente a lo que sucede en la
película “El Conjuro”, Ed y Lorraine Warren no consiguieron librar jamás a la
casa de los espíritus que moraban dentro de ella. Según explica Andrea Perron,
el lugar “estaba demasiado cargado de tragedias y muertes”.
Fuente:
Héctor Fuentes
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