EL EJECUTIVO DE ROHANÍ PERMITE A
LAS MUJERES IR A PARTIDOS DE VOLEIBOL
La Orquesta Sinfónica renace tras
años silenciada
A los dos lados de la calle
Hiyab, en el centro de Teherán, se ubican las salas de deporte femenino. Tienen
el mismo nombre que la avenida, que significa velo, algo que no es casualidad
en un país con símbolos islámicos y revolucionarios plasmados en todas partes y
que marcan la vida cotidiana de los iraníes.
Sin embargo, algo está empezando
a cambiar. Son pequeños gestos, tímidas aperturas sociales. Esta semana se ha
elaborado una normativa para que las mujeres puedan entrar en los centros
deportivos. El mes pasado, volvió a abrir la Orquesta Sinfónica de Teherán tras
años de silencio por orden del anterior presidente, Mahmud Ahmadineyad; y, poco
antes, el 28 de febrero, la presentación de un libro de texto en kurdo supuso
un primer paso para cumplir con la promesa electoral del presidente Hasan
Rohaní de que se respetará el derecho de las minorías a estudiar en sus
lenguas.
Numerosos analistas observan con
cautela los cambios graduales introducidos por el Gobierno de Rohaní. Los ven
como parte de una política estratégica para no alentar a los sectores más
conservadores en plena negociación nuclear con las potencias —Estados Unidos,
Reino Unido, Francia, China, Rusia y Alemania— y estiman que si se firma el
acuerdo final (la negociación continúa al menos hasta junio), el presidente
llevará a cabo las reformas sociales a un ritmo más acelerado.
Shahindokht Molaverdi,
vicepresidenta para Asuntos de la Mujer y la Familia, anunció el pasado lunes
que un comité formado por miembros de su oficina y del Ministerio de Deporte y
Juventud ha establecido las reglas para que las mujeres asistan a los estadios.
Será por fases y, en esta primera, el objetivo es “posibilitar el acceso de las
mujeres a los partidos de voleibol”, afirmó. Abdolhamid Ahmadi, viceministro de
Deporte y Juventud, señaló que hay excepciones en la normativa, ya que las
mujeres y sus familias no podrán presenciar los deportes que él denominó
“masculinos” como el boxeo, la natación y el fútbol.
Farnaz Rahimi, estudiante de
Educación Física, sale de una las salas de la calle Hiyab. Cree que la noticia
es positiva. “Pero el problema es que no permite que las mujeres acudamos a los
estadios de fútbol”, afirma. “El fútbol es el deporte más popular de Irán, pero
desafortunadamente ahora el ambiente de los estadios es tan inmoral que
prefiero no acudir y ver los partidos por la tele”, razona, por su parte,
Fatemeh Sahraei, que practica kárate.
“Pero el problema es que no
permite que las mujeres acudamos a los estadios de fútbol”, dice una estudiante
La medida resulta limitada en
opinión de Bahar Mohammadnia, instructora de natación. Considera que “las federaciones
internacionales tienen que castigar a Irán y, por ejemplo, no permitirle ser
anfitrión de ningún evento a menos que las mujeres podamos asistir a los
estadios. Es exactamente por eso que van a permitirlo primero para voleibol”,
afirma.
La Federación Internacional de
Voleibol (FIV) decidió el pasado noviembre retirar a Irán la organización del
Mundial Sub-19 de este año en favor de Argentina. Algunos analistas consideran
la decisión de la FIV como una reacción a la detención de la activista de doble
nacionalidad iraní y británica Ghoncheh Ghavami, por tratar de asistir como
público a un partido de voleibol entre Irán e Italia. Fue liberada bajo fianza
después de casi cinco meses de cárcel. Simin Moghimi, maestra de taekwondo,
culpa a las mismas mujeres “porque la mayoría no reclama sus derechos”, pero es
optimista sobre las recientes medidas del Gobierno y las califica de “primeros
pasos”.
Tras el concierto, Ali Rahbari
afirmó que esa noche había sido "la mejor" de su vida
Otro síntoma de esa tímida
apertura que pretende el Gobierno moderado es la reapertura oficial de la
Orquesta Sinfónica de Teherán en marzo. El Gobierno del anterior y más
conservador presidente, Mahmud Ahmadineyad, la disolvió hace años con la excusa
de la falta de presupuesto, una medida aplaudida por los sectores
ultraconservadores iraníes, que siempre han visto la música con recelo.
Ahora,
el Ministerio de Cultura ha contratado a Ali Rahbari, un director de orquesta
conocido a nivel mundial, y el día del estreno los músicos interpretaron la
sinfonía número 9 de Beethoven en la sala Vahdat, llena de gente. Tras el
concierto, Ali Rahbari dijo: “Esta noche es la mejor de mi vida, ya que veo
renacer la Orquesta Sinfónica de Teherán”.
Días antes, se había abierto otra
rendija de libertad en una de las escuelas de Saghez, una ciudad del Kurdistán
iraní, con la presentación de un texto escolar escrito en kurdo. Una de las
promesas electorales de Rohaní era respetar el derecho de las minorías étnicas
a aprender sus idiomas en las escuelas. Este acto constituye una primera fase
para enseñar las lenguas de otras etnias en Irán, algo que muchos conservadores
siempre han vinculado con tendencias separatistas.
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