Científicos en Estados Unidos aseguran haber
descubierto por qué los terremotos no tumban las rocas que se mantienen en
equilibrio precario cerca de la falla de San Andrés
Rocas en equilibrio precario, como ésta en Nevada,
actúan como simógrafos naturales. Foto: Nick Hinze, Nevada Bureau of Mines and
Geology.
El estudio concluye que los sismos pueden detenerse o
“saltar” debido a las interacciones entre las fallas de San Andrés y de la
vecina falla de San Jacinto.
Los modelos mostraron que estas interacciones generan
las vibraciones más fuertes alrededor de las rocas, dejando a éstas intactas.
La conexión entre ambas fallas tiene implicaciones
importantes para la planificación en caso de terremoto.
Jim Brune, profesor emérito de la Universidad de
Nevada, en Estados Unidos, y coautor del estudio, inició la investigación en la
década de los 90.
“Él se dio cuenta de que (estas rocas) podían
servir para verificar mapas de riesgos sísmicos y dar indicaciones a largo
plazo de las vibraciones del suelo”, explicó Lisa Grant Ludwig, autora
principal del estudio de la Universidad de California.
“Son una suerte de sismógrafos naturales, pero
tienes que leerlos de forma indirecta”.
“No te dicen que hubo un terremoto, te dicen que
‘no hubo un terremoto lo suficientemente poderoso como para derribarme'”.
PUNTO DE INFLEXIÓN
Por lo general, no hay rocas en equilibrio en un
radio de 15 kilómetros alrededor de las fallas importantes.
Pero, hace 10 años, Brune y sus colegas hallaron
dos colecciones de esta clase de piedras a entre 7 y 10 km de las fallas de San
Andrés y San Jacinto, en las montañas de San Bernardino en California.
Los autores del nuevo estudio, que se publicará
en la revista Seismological Research Letters, midieron y catalogaron estas
rocas.
Y, más importante aún, calcularon cuánta fuerza
se necesita para tumbar a cada una de ellas.
“Hay dos formas de hacerlo, una es tratar de
tumbarlas”, explica Ludwig. Esto significa empujarlas suavemente hasta que se
produce algún movimiento, no tirarlas.
“Si mi madre hubiese sabido que estaba haciendo
eso, no se hubiera puesto muy contenta”, confiesa la investigadora.
El segundo método, para las rocas que resulta
difícil o peligroso empujar, es el “fotomodelaje”: el uso de distintas imágenes
desde múltiples ángulos para construir un modelo en 3D de la piedra en
equilibrio, y así calcular su centro de gravedad, masa y demás.
Ambos métodos demostraron que las rocas se
habrían caído durante los terremotos de 1812 y 1857.
Sin embargo, las diferentes mediciones dejaron en
evidencia que las piedras están en esa posición desde hace milenios, no siglos.
Entonces, ¿cómo lograron estas rocas en una
posición tan precaria mantenerse en su sitio pese a las decenas o cientos de
terremotos que azotaron la región en este lapso de tiempo?
RED DE FRACTURAS
“La conclusión ineludible es que los movimientos
del suelo tendrían que haber sido menos intensos de lo que se espera de un
terremoto típico en las fallas de San Andrés y San Jacinto”, explica Ludwig.
La mejor teoría que encontró el equipo para
explicar el poco movimiento -sustentada por los modelos computarizados de
grandes sismos- es la interacción entre las dos fallas.
“Las fallas de San Andrés y San Jacinto están muy
cerca, separadas sólo por 2 kms de distancia. Y se ha establecido, a través de
otros terremotos y modelos, que una ruptura puede saltar y cruzar (una
distancia como ésta).
“¿Qué hubiese pasado si la ruptura saltaba o se
detenía en esta esta encrucijada o comenzaba allí?
En los tres casos habría producido una sacudida menos intensa en la zona alrededor de las rocas”.
En los tres casos habría producido una sacudida menos intensa en la zona alrededor de las rocas”.
Según Ludwig, es importante considerar las fallas juntas, no sólo para explicar el misterio de estas rocas sino también para hacer planes seguros en caso de futuros terremotos.
“Éstas son redes de fracturas en la tierra. Que
les demos distintos nombres no quiere decir que se comporten de forma
independiente”.
Fuente: La Oponión (P. Rico)
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