LOS LIBREROS DE DUELO
El escritor y dramaturgo falleció esta noche .Su experiencia
en Carabineros fue la base de su obra literaria, formada por novelas y obras
como "El rucio de los cuchillos", en las que retrató el mundo de la
noche y la cárcel . Dejó la novela inédita "Tres homicidios".
No terminó el colegio. A los
15 años dejó los estudios y se fue a trabajar al puerto de San Antonio, hasta
que llegó a Santiago para hacer el Servicio Militar. Luego, con 20 años, Luis
Rivano entró a Carabineros, y como patrullero conoció la noche del centro, del
barrio Matadero y los alrededores del Club Hípico. Estuvo 12 años: a los 32 fue
dado de baja por retratar las pellejerías, el abuso de poder, la corrupción y
la soledad de un joven con uniforme en su primera novela, Esto no es el
Paraíso.
Pero el policía se convirtió
en uno de los libreros más reconocidos del país, y en el escritor y dramaturgo
de una obra que retrató el mundo callejero y marginal. Nacido en Cauquenes en
1932, Luis Rivano Sandoval era más conocido como el Paco Rivano.
Nunca quiso escribir sus
memorias. “Por ningún motivo”, le dijo a su editora. “Hubiese sido un gran
libro”, señala Andrea Viu, directora del sello Alfaguara, quien conoció al
autor cuando le propuso publicar sus novelas
y relatos en Narrativa completa, en 2010.
El tema apareció durante una
comida, en la que además estaba el periodista y crítico Juan Andrés Piña,
quien presenta y analiza las piezas
reunidas en el ejemplar Antología de obras teatrales (2008).
Si bien Rivano se negó a
registrar sus recuerdos en un libro, de alguna manera contó su vida y la de su
entorno en sus novelas, cuentos y obras de teatro. Personajes de barrios
populares, el ambiente nocturno de los prostibulos, vendedores ambulantes,
delincuentes y policías eran parte del mundo narrativo de Luis Rivano, quien
definió su literatura como “realismo urbano”. Su obra fue situada junto a la de
Luis Cornejo (Barrio bravo), Armando Méndez Carrasco (Chicago chico) y Alfredo
Gómez Morel (El río), autores que retratan los bajos fondos de Santiago.
El escritor falleció a los 83
años en el Hospital Dipreca. El lunes
pasado sufrió una doble insuficiencia pulmonar y cardíaca y estaba internado.
Este jueves, no soportó un nuevo infarto.
NOVELA INÉDITA
“No hacía falta que nadie me
explicara que el Pato Norambuena era tieso de mechas y cuello para irse en
collera. Bastaba verlo. Cuando ingresó a la Peni traía ni que manso cartel,
porque se había echado a un paco”, así parte el cuento El rucio de los
cuchillos, que llevado al teatro se convirtió en una de sus obras más montadas.
Hace cinco años Rodrigo
Achondo hizo una nueva puesta en escena para el Teatro Nacional Chileno, con
Daniel Alcaíno, María Paz Grandjean y Nicolás Pavez.
De las historias y personajes
de El rucio de los cuchillos surgió su último trabajo. Hace tres semanas Rivano
entregó una versión definitiva de la novela inédita Tres homicidios, que se
publicaría por Alfaguara en 2017. “No llegamos a firmar contrato”, comenta
Andrea Viu.
Su primera novela, Esto no es
el Paraíso, obtuvo el tercer premio en el Concurso Literario Crav en 1964. Las
aventuras de un carabinero raso en la ciudad, que relataba ciertos abusos de la
institución y la vida nocturna sería publicada por Zig-Zag. Así lo contemplaban
las bases del premio. Pero el sello pidió al autor cambiar algunos fragmentos
del libro; entonces Rivano decidió hacer una autoedición. El libro se convirtió
en bestseller, con más de 30 mil ejemplares vendidos. De ahí hasta 1973 publicaría por su cuenta novelas
como El signo de Espartaco, Tirar a matar y La Yira.
DIÁLOGOS DIRECTOS
Ya instalado como librero en
el local de San Diego 111, Rivano se dedicaría al teatro. Su debut fue con Te
llamabas Rosicler, en 1976, dirigida por Gustavo Meza. “Tennyson Ferrada fue el
primer actor que quiso montar una obra mía. Le interesaron los diálogos
directos”, dijo Rivano. Otros actores que dieron vida a sus personajes fueron
Malú Gatica, Gonzalo Robles, Jael Unger y Jaime Azócar.
A su vez, ¿Dónde estará la
Jeannette? fue estrenada en el Teatro UC, en 1984, con Paulina García de protagonista. Gustavo Meza
volvería a trabajar en uno de sus textos con Ajuste de cuentas (2009), que
regresa al territorio del Club Hípico.
Una de su últimas obras
montadas fue Por sospecha, con dirección de Carlos Huaico en el Teatro
Nacional, donde se presentó entre 2014 y 2015 .
VISIÓN REAL
“Desde que me dieron de baja
en Carabineros comencé a vender libros por las calles, empecé pato”, dijo Luis
Rivano. Tras su local de San Diego 111, abrió otra librería en el número 119. Tres de sus seis hijos, Octavio, Ana María y
Graciela, se dedicaron a la venta de libros. Mantenía 200 mil almacenados. Y
decía que su ejemplar más apreciado y que no vendía por nada era una primera
edición de Poeta en Nueva York, de Federico García Lorca, impreso en 1930.
“Para tener una visión real de
la sociedad, yo tengo que ponerme abajo. Tengo que mirarla desde las vísceras
para afuera”, señaló a este diario Rivano. “Nunca miré la literatura como una
profesión. La vida es una cosa y el arte es otra. Yo me gano la vida vendiendo
libros de los otros y escribo porque me apasiona”, agregó ante la promoción de
Narrativa completa.
El año pasado publicó su
último libro. Después de más de 40 años regresó a la novela con Pedro Ivanovic,
terrorista. La historia es protagonizada por un joven periodista de origen
yugoslavo, quien es detenido en pleno centro de Santiago, justo cuando se
preparaba para disparar contra la muchedumbre.
“¿Son atendibles los
argumentos de Pedro para justificar su actuar o es solo un loco incapaz de
discernir entre el bien y el mal?”, era la pregunta que planteaba la novela.
Rivano dijo que era la primera
vez que investigaba para construir una narración. Pedro provenía de una familia
de guerreros que en tres generaciones pasó de ser ucraniana a yugoslava, en
tanto sirvió al Imperio Austrohúngaro y tras la Primera Guerra Mundial, un
último descendiente terminó en un taller mecánico de Gran Avenida.
En busca del pasado, Rivano
siempre terminaba al filo del abismo, como mostrando una verdad salvaje, bella
e imposible de borrar. (Fuente: La Tercera)
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