EL
«ASTEROIDE CALAVERA» REGRESARÁ EN 2018
A
finales de 2018, un pequeño objeto del Sistema Solar nos hará una segunda
visita desde su descubrimiento en 2015. Se llama 2015 TB145, pero por razones
evidentes también es conocido como el asteroide de Halloween o «el asteroide
calavera».
De
hecho, si se le observa desde el ángulo adecuado, parece una calavera humana
casi perfecta. Más negro que el carbón, se trata de un «cometa muerto» cuya
máxima aproximación a la Tierra se produjo durante su última visita, el 31 de
Octubre de 2015. Ese día, el escalofriante asteroide pasó «solo» a 486.000
kilómetros de nosotros.
La
próxima visita de 2018, sin embargo, será muy diferente. La pronunciada
inclinación orbital del asteroide hará que no vuelva a pasar tan cerca como en
2015 en los próximos 500 años, así que en la siguiente ocasión, en noviembre
del año que está a punto de entrar, cruzará a 105 veces la distancia que hay
entre la Tierra y la Luna.
A pesar
de ello, se trata de un objeto realmente fascinante, y los astrónomos están
haciendo lo posible por obtener la mayor cantidad posible de detalles sobre él.
«El
objeto -explica el astrofísico Pablo Santos Sanz, del Instituto de Astrofísica
de Andalucía- mide entre 625 y 700 metros, su forma es un elipsoide ligeramente
aplanado y su eje de rotación era aproximadamente perpendicular a la Tierra en
el momento de su mayor aproximación».
El
asteroide no se descubrió hasta 2015 en parte porque pasa la mayor parte de su
tiempo detrás de Marte y porque, además, es pequeño y oscuro. A pesar de eso,
los astrónomos lograron detectar el brillo procedente de él y que se debe al
reflejo de la luz sobre su superficie. En este caso, el albedo del objeto le
hace tener un brillo equivalente al de una brasa de carbón.
La
excentricidad de su órbita sugiere que, en el pasado, el asteroide pudo ser un
cometa, uno que perdió sus elementos volátiles (los que se subliman para formar
la cola) tras numerosas órbitas alrededor del Sol, lo que hizo de él una simple
roca muerta vagando por el espacio.
Cuando
regrese en 2018, incluso aunque pase muy lejos, los investigadores planean
echarle otro vistazo para aprender más cosas de él y, de paso, también de otras
rocas similares. A principios de este año, Santos Sanz y su equipo publicaron
todos los detalles del asteroide calavera en un artículo publicado en Astronomy
& Astrophisics. ABC
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