HALLAN LAS TUMBAS DE DOS MANCHEGOS QUE INSPIRARON A CERVANTES PARA CREAR EL
PERSONAJE DE DON QUIJOTE
Estos dos coetáneos del genio tenían rocín, adarga, lanza y biblioteca,
además de una vida de novela, y fueron enterrados en dos municipios de Toledo,
según ha cotejado un investigador
Dos coetáneos manchegos de Cervantes, a los que el
escritor conoció y que pudieron inspirarle para la figura del Quijote, pues
tenían rocín, adarga, lanza y biblioteca, además de una vida de novela, fueron
enterrados en dos municipios de Toledo, según ha cotejado el investigador
Javier Escudero.
En los dos últimos años, este investigador ha rastreado
en numerosos archivos el rastro que dejaron los personajes del Quijote y ha
hallado que una treintena de ellos, al menos, fueron reales y vivieron en un
reducido entorno geográfico entre 1580 y 1585, tal vez hasta 1590, según ha
explicado.
Hay, al menos, tres personajes que tienen similitudes con
Don Quijote de la Mancha y que fueron coetáneos de Cervantes, sin citar la
propuesta tradicional de Astrana Marín (1948), que habló de un fraile agustino
llamado Alonso Quijada Salazar pero que era muy anterior a Miguel de Cervantes
y que, de hecho, murió antes de que el escritor naciera.
Las propuestas que ha hallado Escudero en los archivos
son un Alonso Quijano que vivió en El Toboso (Toledo) hacia 1584 pero del que
se desconocen datos más allá de que realizó una permuta de terrenos y «dos
personajes que, uno por sus hechos y otro por lo que tiene, se parecen
muchísimo a Don Quijote». Se trata de Francisco de Acuña y Francisco de
Muñatones.
Acuña descendía de una familia de alcurnia de Miguel
Esteban (Toledo) y está documentado que allá por 1581 se vestía de caballero y
embestía a sus enemigos con lanza; también, que recuperó las armas de sus
bisabuelos, y que fue enterrado en la iglesia de San Andrés de esta localidad,
en una tumba de yeso situada en el centro del templo. «Esta tumba es
curiosísima y tiene mucho que ver con Don Quijote», explica Escudero. Porque un
siglo atrás, esa tumba y la herencia a la que estaba ligada (nada menos que dos
mil ducados anuales de renta) fue el origen de sucesivas peleas entre dos
linajes emparentados, los Acuña y los Villaseñor, que se enterraban en la
sepultura junto a los Lodeña.
Familias implicadas
Estas tres familias, por otra parte, estaban relacionadas
con Cervantes y aparecen en su obra póstuma, «Los trabajos de Persiles y
Sigismunda». La herencia ligada a la tumba originó sucesivas peleas entre los
Acuña y los Villaseñor durante todo el siglo XVI, en ocasiones vestidos de
caballeros y con lanza; hasta que en tiempos de Cervantes los Acuña habían
entrado en decadencia y el prior de Uclés decidió eliminar la tumba de Miguel
Esteban, que acabó oculta bajo una lápida y desapareció en reformas posteriores
de los siglos XVII y XIX.
Todos estos detalles están cotejados en los documentos de
dos visitas que hizo la Orden de Santiago (en 1580 y en 1603), en el Archivo de
la Real Chancillería de Granada, en el Archivo Diocesano de Cuenca y en el
Archivo Histórico Nacional.
En cuanto a Francisco de Muñatones, otro álter ego de Don
Quijote, era cobrador de impuestos, igual que Cervantes, y fue enterrado en
1591 en la iglesia parroquial de Santiago Apóstol de Quintanar de la Orden
(Toledo). De él sabemos que tenía «rocín blanco y silla», casco, lanza, cota de
malla, escopeta y una biblioteca de algo más de veinte libros. ABC
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